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Joseph Ratzinger y el Catecismo de la Iglesia Católica

Cuando Juan XXIII convoca el Concilio Vaticano II en 1962, está pensando en hacer que el depósito de la fe sea más accesible a todos. El Catecismo es uno de esos pasos para traducir al lenguaje de hoy la doctrina católica. La redacción del Catecismo de la Iglesia Católica (1986 – 1992) fue el fruto del trabajo conjunto de obispos, teólogos y laicos de todo el mundo, presididos por el Cardenal Joseph Ratzinger que, en aquel momento, ya ocupaba el puesto de Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, para el que había sido nombrado por el papa Juan Pablo II en el año 1981.

Fue, sin duda, una elección a conciencia, puesto que la valía teológica del que sucedería a Juan Pablo II había quedado demostrada en numerosas conferencias. Una de ellas, pronunciada en Lyon y París en enero de 1983, sobre la transmisión y las fuentes de la fe. Una de las virtudes del teólogo Ratzinger es poner luz en medio de asuntos complejos, mirando a través de lo meramente superficial.

En la conferencia a la que nos referimos, dejó constancia de las dificultades de la catequesis en aquel momento, la cual se estaba llevando a cabo en un ambiente hostil que se fundamentaba en una idea del hombre distorsionada. Claramente expuso que uno de los mayores errores de la praxis teológica en aquellos tiempos fue la de haber descartado el catecismo como instrumento e, incluso, el propio género catecismo.

Con estas reflexiones, Ratzinger encamina el trabajo que el Sínodo Extraordinario de 1985 realizaría, pidiendo a su término, la redacción de un Catecismo para la Iglesia Católica.

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