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¡Buenos días catequista!

¡Que alegría encontrarnos de nuevo!… La frase para motivar esta semana es:

“Soy catequista las 24 horas”

Queridos catequistas, ahora que estamos renovados, ahora que nos hemos asombrado de la vida y de nosotros mismos, es el momento oportuno para tomar en serio nuestro ser de catequistas. Porque nos viene bien, recordar , que ser catequista no consiste en dar una hora de catequesis a la semana, ni en hacer unas prácticas de oratoria, de dictado o de memorización con los niños; ni aún, una hora de reflexión. Ser catequista es mucho más que eso…

Ser catequista es una vocación que te permite  darte desde tu propio ser; es hacerte don de Dios para el otro, es dar tu palabra, tu vida tu experiencia. Ser catequista es darte al comunicar y transmitir la fe, no solo de contenidos, no solo de doctrina sino, una fe que se vive se celebra, se narra con el propio testimonio y también con palabras.

Tal vez te ha sucedido en alguna ocasión, o te has dado cuenta,que eres catequista las 24 horas, cuando uno de tus interlocutores te ve en la calle, por ejemplo: -pensemos en ese pequeño que tira del la chaqueta de su madre, para hacerle saber quien es su catequista, al pequeño no le importa que en ese momento no estés en la Iglesia, o que andes vestida de tal modo, o que estés fumando un cigarrillo, en ese momento lo más interesante es que el afirma tu ser de catequista, con su creer en ti, el niño cree en la autenticidad de tu ser catequista, porque con entusiasmo se lo expresa  a la madre: “ella es mi catequista” o “el es mi catequista”….

Tu ser de catequista te capacita, te ejercita en el “Ser para el otro”, ser para amar, ser para dar, ser para comunicar fe, ser para dar a Dios.

Así que recordemos esta semana, y en especial estas 24 horas, soy de Dios soy catequista no de superficie, no desde mi exterior, no de un rato. Explícitamente realizo una acción catequística una hora a la semana, pero “soy catequista” no solo “hago al catequista” o “hago catequesis”.

Pues bien catequista, que tu vida este impregnada de Dios de tal manera que casi sin palabras puedas ser para tu comunidad de vida, tu familia, tus compañeros de trabajo y toda persona pueda descubrir “tu ser para los demás, tu ser catequista”.

Como dice la Palabra de Dios: “Brille así vuestra luz delante de los hombres para que, vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que esta en los cielos” (Mt. 5, 16).

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