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Semana Santa de un catequista. Miércoles Santo

Todo cristiano está llamado a vivir con profunda meditación y respeto la Semana Santa, antes llamada Semana Mayor, en la que se recuerda el acontecimiento de amor que cambió el mundo, la historia, tu historia y la mía. En este artículo te ofrecemos una breve meditación para hacer un camino santo unido a la pasión de Cristo.

 


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MIERCOLES SANTO “¿CÓMO VIVO LA VOLUNTAD DEL PADRE?”

El miércoles santo es un día, para revisar mi aceptación oferente a la voluntad del Padre

Oración: Jesús, vengo ante ti con la humildad y transparencia de saberme hijo de Dios. Sin embargo, reconozco que algunas veces, no me es fácil aceptar la voluntad del Padre. A veces siento que mi fe se debilita ante el dolor, me cuesta aceptar que el sufrimiento es don liberador y sanador de nuestra propia humanidad. Dame la gracia de ser un catequista fiel a la voluntad del Padre en todo momento, y dar testimonio de fe y esperanza a los pequeños. Quiero ser un catequista de oración incansable por aquellos que me has encomendado, y siguiendo tu ejemplo pueda exclamar: “Padre, que se haga tu voluntad aquí en la tierra, en mi vida cotidiana de familia, de cristiano y de catequista”.

Escucha de la Palabra ( Lc 22, 42)

“Padre, si es Tu voluntad, aparta de Mí esta copa; pero no se haga Mi voluntad, sino la Tuya”

Repetir en el silencio de nuestro corazón esta frase que Jesús pronunció en el Huerto de los olivos, en sus horas de oración que fueron como el comienzo de su dolorosa pasión.

Puntos de meditación

  • Algunas veces en nuestra vida también hemos bebido de la copa del sufrimiento, del dolor, de un cierto martirio interior que nos viene por amar, por hacer el bien a otros, … ¿Cuántas veces como catequistas o agentes somos criticados y juzgados injustamente?
  • ¿De qué manera enfrentamos las horas de dolor y sufrimiento?
  • Descubrimos en el dolor una oportunidad para unirnos en oración incesante al Padre a ejemplo de Jesús.
  • Como catequistas unimos a Jesús nuestras pruebas y luchas apostólicas a fin de que nuestros catequizandos permanezcan fieles a Dios y a la fe, hasta el fin de sus días.
  • Hacemos de nuestro dolor una ofrenda agradable al Padre…
  • ¿Estamos preparados para la pasión, para caminar con Cristo en ese vía-crucis de rechazo, condena, tortura, humillación, burla, vergüenza… etc.?

 

Oración final

Maestro de dolores, nuestra oración es escasa, nuestra voluntad débil y nuestro amor muy poco. Libéranos de nosotros mismos para dar vida en el sufrimiento, dar testimonio de oración incansable y ser obedientes, sinceros y humildes a la voluntad de Dios en la hora de la prueba, del dolor y de la cruz. Que nuestros catequizandos y nuestra familia pueda caminar con nosotros esta hora de oración profunda para que juntos seamos una ofrenda agradable a Dios. ¡Que en todo se haga la voluntad del Padre! Amén.

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