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San Pedro y San Pablo, modelos del catequista evangelizador

PABLO MODELO DE EVANGELIZADOR

Apóstol apasionado por Cristo

El Papa Francisco, desde la Evangelli Gaudium y mostrando como modelo de evangelizador a San Pablo, nos estimula a todos los catequistas a ser hombres y mujeres apasionados por el Evangelio y  audaces evangelizadores con Espíritu.

La urgencia por comunicar el Evangelio: el Papa Francisco quiere lanzar a la Iglesia a “comunicar” la experiencia de bien, verdad y belleza, y por eso nos recuerda que “quien quiera vivir con dignidad y plenitud no tiene otro camino más que reconocer al otro y buscar su bien. No deberían asombrarnos entonces algunas expresiones de san Pablo: «El amor de Cristo nos apremia» (2 Co 5,14); «¡Ay de mí si no anunciara el Evangelio!» (1 Co 9,16)” (EG 9).

Conciencia de la propia debilidad y confianza en la gracia: entre las tentaciones de los agentes evangelizadores que el Papa Francisco presenta como modelo a San Pablo: “Aun con la dolorosa conciencia de las propias fragilidades, hay que seguir adelante sin declararse vencidos, y recordar lo que el Señor dijo a san Pablo: «Te basta mi gracia, porque mi fuerza se manifiesta en la debilidad» (2 Co 12,9).

Todo cristiano es misionero, sin excusas: así como la salvación de Dios quiere alcanzar a todos a través del pueblo que es la Iglesia, nuevamente aquí el Papa pone como ejemplo a San Pablo, quien “a partir de su encuentro con Jesucristo, «enseguida se puso a predicar que Jesús era el Hijo de Dios» (Hch 9,20). El testimonio de fe que todo cristiano está llamado a ofrecer implica decir como san Pablo: «No es que lo tenga ya conseguido o que ya sea perfecto, sino que continúo mi carrera […] y me lanzo a lo que está por delante» (Flp 3,12-13)” (EG 121).

San Pablo y la fuerza misionera de la oración de intercesión:“Hay una forma de oración que nos estimula particularmente a la entrega evangelizadora y nos motiva a buscar el bien de los demás: es la intercesión. Miremos por un momento el interior de un gran evangelizador como san Pablo, para percibir cómo era su oración. Esa oración estaba llena de seres humanos: «En todas mis oraciones siempre pido con alegría por todos vosotros […] porque os llevo dentro de mi corazón» (Flp 1,4.7). Así descubrimos que interceder no nos aparta de la verdadera contemplación, porque la contemplación que deja fuera a los demás es un engaño” (EG 281).

Que todos podamos renovar nuestro encuentro con Cristo a ejemplo de Pablo, pues “cada ser humano necesita más y más de Cristo, y la evangelización no debería consentir que alguien se conforme con poco, sino que pueda decir plenamente: «Ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí» (Ga 2,20)” (EG 161).

Fuente Cf. http://tiempodeevangelizar.org/?p=2735

 

PEDRO MODELO DE EVANGELIZADOR

Discípulo, pescador y maestro

El N.T nos ofrece un retrato de San Pedro, como discípulo de Jesús, que puede resultar un ejemplo estimulante para los cristianos de hoy.

Su itinerario de fe, hecho de gracia y respuesta, de virtudes y de fallos, de fe y de dudas, de amor y cobardías, con un largo camino de maduración guiada por el Espíritu, muy bien podría ser nuestro propio itinerario: El de los cristianos de hoy, que intentamos seguir a Cristo, en medio de las dificultades internas y externas que experimentamos.

Simón Pedro es un hombre de fuego, cuya llama es fulgurante, pero fugaz y pasajera. Corazón inmenso donde todo es grande: Su amor, sus arrebatos y sus torpezas; contrastando siempre sus profundas limitaciones con la altura de sus ideales. A veces parece un niño impaciente y caprichoso, siempre es un amigo fiel e incondicional y no falta la ocasión en que exprese su instinto paternal con Jesús a quien llega a corregir, reprochar y hasta reprender.

Impetuoso y generoso, pero débil e insuficiente. Duerme el Jueves Santo, pero madruga Domingo de Resurrección. Se hunde en las aguas del mar y otro día nada 100 metros con todo y vestido puesto. Una noche usa violentamente la espada, pero llega a ser artífice de paz en los conflictos.

En Getsemaní huye por miedo a ser arrestado, pero da su vida en Roma. Luego, llega a ser pastor del rebaño de Jesús. Habiendo sido formado en la escuela de la comunidad llega a ser maestro de la Iglesia, participando de la autoridad de Jesús, Su misión es dar la vida, y como buen pastor entrega la suya. Pedro ama las ovejas porque ama a Jesús, dueño del rebaño.

Ciertamente no es “El “Discípulo Amado” pero nadie va a negar que es “El Discípulo que Ama”. Tampoco es “El Discípulo fiel”, pero ninguno como él experimentó la fidelidad de Jesús.

Simón Pedro es un hermoso regalo de Dios a toda la Iglesia, a la única. Iglesia que tiene Jesús. Gracias a sus contrastes tan maravillosos es el tipo y modelo de todos los Evangelizadores, Discípulos y Pastores de la Iglesia de Jesús.

Fuente Cf. https://fecevampae.blogia.com/2014/072403-pedro-discipulo-pescador-maestro-y-pastor.php

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