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El catequista como acompañante (I)

En el curso de catequesis 2018-2019, el Equipo de Catequesis de Galicia tiene como slogan y consigna: “El catequista acompañante en el camino de la fe” (O catequista acompañante no camino da fe). El acompañamiento es un estilo de acción de una Iglesia que se hace compañera de camino en el itinerario de madurez en la fe de sus miembros, sobre todo de los más pequeños.

La catequesis entendida como un acompañamiento supone que toda la comunidad cristiana sea educadora. La tarea de iniciar en la fe a una persona no es tarea exclusiva del cura o de los catequistas, la comunidad también tiene la misión de acoger y acompañar a quienes deciden formar parte de esta.

 ¿Qué aspectos caracterizan la figura del catequista como acompañante? 

Son varias, pero hoy profundizaremos en una: “La relación educativa”.

La relación educativa significa ante todo «contacto y comunicación»  cada uno desde su propio rol o ministerio (cura, catequista, comunidad, animadores…) pero que actúan con los chicos en relación directa como singular y como conjunto a nombre de una comunidad creyente, en otras palabras, hablamos de una comunidad educante.

La dimensión comunitaria es el contexto esencial para activar procesos formativos que sean ocasión de transformación. Al interno de la comunidad sus miembros comparten la experiencia formativa personal y la constante transformación de la propia dimensión espiritual (estructura de significado), realizando así una real comunión eclesial.

La catequesis nace de la fe de la comunidad, pero ella misma es creadora de comunidad en la medida en que se la concibe como un proceso de búsqueda permanente e inacabada o como una lectura que intenta articular Palabra, vivencias personales y comunitarias y signos de los tiempos.  Esta dimensión comunitaria de la catequesis exige que el catequista sea el primero quien cultive dicha experiencia comunitaria y que sepa vivir en la dinámica de una relación educativa.

La relación es educativa en sentido especifico es para la fe, y -aun más concretamente- para “educa a la vida cristiana”. La relación educativa así entendida, tiene en cuenta a las personas que acompaña y no teme diferenciar los caminos para grupos en particular al igual que dedicarse a personalizarla. 

De algunos modelos de acompañamientos de la Sagrada Escritura podemos señalar: El encuentro de Jesús con la Samaritana (Jn 4,1-42) y el encuentro de Jesús con los discípulos de Emaús (Lc 24,13-35). 

El primer texto habla de acogida, de escucha, de un lenguaje cercano; como fruto de este encuentro se da un cambio de mentalidad en la samaritana naciendo un deseo misionero (va y anuncia). 

En el segundo, Jesús se hace presente, camina con ellos, escucha, comprende, habla y hace referencia a las Escrituras, ayuda a entender una situación precisa, anima y hace todo sin darse a conocer… lo reconocen al partir el pan (no basta la Palabra se requiere la Eucaristía) al final, los dos discípulos deciden regresar a la comunidad que habían dejado, regresan llenos de esperanza y en ella encuentran su vocación.

Sugerencia para la reflexión personal:

  • Lee los dos textos bíblicos señalados anteriormente y descubre las actitudes de Jesús como acompañante. 
  • Confronta las actitudes de Jesús con las tuyas 

Bibliografía para profundizar:

  • Emilio ALBERICH, Catechesi e Chiesa/comunità, en Zuppa P., Apprendere nella comunità cristiana, come dare ecclesialità alla catechesi oggi, Elledici, Leumann (TO) 2012, 43-53.
  • Flavio PAJER , Una catequesis en la que la comunidad cristiana en su conjunto es a la vez catequizante y catequizada, en H. DERROITTE (Dir.), 15 nuevos caminos para la catequesis hoy, Sal Terrae, Santander 2008, 25-42.
  • Salvatore SORECA , La dimensione comunitaria nella formazione dei catechisti, in «Catechesi» 81 (2011-2012) 4, pp. 75-76.

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