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¡Buenos días, Catequista!

Este tiempo de vacaciones es bueno poder encontrarnos y no detenernos en nuestro caminar espiritual. La maduración y proceso espiritual es parte integral de nuestra vida, tanto en la prisa, como en el descanso, por ello para esta próxima semana invitamos a todo catequista a preparar no solo una actitud sino un espacio de su vida para Dios.

“Una cita con Dios”

Cuando alguien va a encontrar a una persona importante, requiere hacer una cita previa. Hay citas obligadas, hay citas por intereses, hay citas por trabajo, hay citas por placer y amistad… Catequista, ¿Te atreverías? a preparar tu corazón y hacer un espacio existencial en tu vida para charlar un largo rato con el Dios de la vida… el Dios que todos los días recorre cada segundo de tu existencia contigo, aun cuando tú lo tengas en cuenta o no… el Dios fiel y presente en tu vida ordinaria, en tu vida de casa, cuando andas de buen humor o cuando tú mismo te complicas la existencia…
Lo más interesante de una cita con Dios es que necesitas poner todo de tu parte y a la vez nada, porque Dios lo pone todo. Dios es siempre disponible, a Dios lo puedes invitar al lugar que tú quieras -claro, te conviene un lugar apto para dialogar con el sin que parezcas un loco- si te quieres ver exagerado puedes invitarlo al restaurante que siempre has soñado…
Puedes invitarlo al lugar más simple de tu niñez, donde solías jugar y seguro que puedes sentarte en el suelo con él; también puedes invitarle a la discreción de un lugar en tu terraza o recamará y seguro estará muy bien… puedes tomar un café o un wiski mientras charlas… puedes llorar amargamente por tus preocupaciones, o bien reírte a carcajadas por tus aventuras, exponerle tus sueños y preocupaciones, tus luchas y fracasos, estar un rato con Dios y para Dios.
A Dios puedes escucharlo en el silencio de tu corazón, también puedes pedir ayuda al Espíritu Santo para que te ayude a escuchar a Dios, puedes tomar una cita bíblica que te guste mucho, en fin…
Preparar la cita con Dios es tomar a Dios en serio, separarte un tiempo en tus vacaciones para estar con él, elegir un buen lugar que te guste y te ayude…
Cualquiera que sea el lugar, es importante prepárate exteriormente e interiormente, de ser posible ir a encontrarlo al Sagrario, es como ir por un amigo a la estación del tren o al aeropuerto… caminar un poco con él si lo deseas, en fin … no es un amigo imaginario como de los cuentos, la presencia de Dios es real en tu vida, más palpable, tanto cuanto, tú le permitas a la fe abrirte a esta presencia.
Estar dispuesto a pasar un rato con Dios, es uno de los mejores regalos que te puedes dar en tus vacaciones. De allí, seguro él te dará la gracia para encontrarlo en tu familia, vecinos, amigos, compañeros de trabajo o campamento, porque el amor auténtico a Dios nos lleva a amar y alegrarnos con los que vivimos y compartimos la vida. Encontrarse con Dios nos ayudará a descubrir y cuidar el gran regalo de la naturaleza y de la vida misma.
“He aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo” (Mt. 28, 20)
Catequista ¡prepara tu cita con Dios que te espera! Hasta la próxima

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